Un rostro para los demás
El otro día conversaba con una persona de confianza y ambos nos enfrascamos en entender el objetivo que tiene un individuo para molestar a otro que se encuentra en aparente plenitud, la crisis social que vivimos se traduce en que quitarle la sonrisa a una persona se convierte en un trofeo, para mi sinceramente me provoca decepción ese tipo de individuos. Dentro de nuestra platica recordé un libro que leí "La lección de August" de R.J. Palacio que te brinda una peculiar portada con un contenido dividido en ocho partes, cada una narrada por un personaje dentro de la historia, la vida de August y la forma en que los demás lo miran. Ustedes podrían preguntarse por qué deberían mirar a August, pues bien desde que nació los doctores han buscado brindarle la mejor calidad de vida con una serie de cirugías que periódicamente las calcula como una intervención cada 6 u 8 meses. Sufriendo una serie de cambios por distintas enfermedades que ha sufrido, además de eso August lo miran por su rostro, ¿su rostro? bueno pues parece que estamos de frente a un personaje peculiar, sin embargo el siente ser un niño normal, a pesar de algunas limitaciones médicas, acompañado de su mejor amigo Christopher con quien disfrutaba horas plenas de aventuras y quien a su corta edad no miraba diferente por su rostro a August.
Todo cambia cuando la familia de Christopher decide mudarse, ¡nuestro personaje principal se queda solo! Aunque solo fue por un momento, el pequeño siempre había recibido clases en casa impartidas por su madre, pero August decide entrar al colegio, para este momento quiero que se imaginen la valentía de salir de casa, para aceptar ser juzgados por gente desconocida que por su edad desconocen el poder de sus palabras, de lograr ofender a otro. Entonces llegan Jack Will, Julian y Charlotte quienes serían su primer contacto con otros niños de su edad, se predisponían a ser sus amigos pero parte de la historia que se encuentra seccionada te permite la perspectiva de distintos personajes, vivirlos, sentirlos, entenderlos, ir adelante con ellos y descubrir los obstáculos de un niño, que como cualquiera de nosotros sueña, sueña con ser libre, correr por los pasillos de un colegio sin ser juzgado, piensa incrédulamente que sus "amigos" no jugaran contra él y descubrir de esa misma forma como encontrar a una persona de confianza, a quien mirarle y decirle lo feliz o triste que se encuentra. La historia de August es un hilo entre una enorme sabana de anécdotas similares que deben vivirse o vivimos todo aquel que intercambia horas de su día con un grupo de personas.
Me gustaría escribirles que después de leer "La lección de August" deberían trabajar en construir un rostro para los demás, no se equivoquen, nuestro rostro, nuestra identidad, actitudes, acciones, palabras y limites nos describen como los individuos que somos, no se equivoquen en construir un rostro para los demás, háganlo para ustedes mismos, suficiente tenemos con mirar ojos ajenos, nos falta mirar nuestra propia piel.