Rosas y mariposas amarillas para “Gabo”
Por: Ricardo Muñoz Jarillo
Cuando tenemos un día especial, acostumbramos a buscar una vestimenta apropiada; ceremonias de todo tipo conllevan una etiqueta especial, y, de la misma manera nos convocó Gabriel García Márquez para vestir en su honor el Palacio de Bellas Artes.
El querido "Gabo" nació un 6 de marzo de 1927 en Aracataca, Colombia y obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1982. Sus obras transcendieron fronteras, es considerado el mejor representante del realismo mágico y es conocido por sus obras que se convirtieron en clásicos, sus posturas políticas y el respeto al pueblo latinoamericano. Durante su vida recibió altos reconocimientos por sus libros, pero fue Cien años de soledad la mayor joya que nos podría haber regalado.
Entonces, un jueves 17 de abril de 2014 se anunciaba en la Ciudad de México el fallecimiento del colombiano que aún sigue siendo considerado uno de los mejores escritores del habla hispana. Luchó varios años contra el cáncer, quien finalmente firmaría su muerte, no sin antes estar rodeado de familiares y amigos.
¿Quién era ese tal Márquez?, me refiero al amigo, abrías sus páginas con gusto para leerlo durante el trayecto de tu casa al trabajo; en tardes libres, quizá, fueron sus libros los que te animaron a leer un segundo o tercer libro suyo o de otro autor, el escritor que te añadió detalles que no mirabas en lo cotidiano. Gabriel se transformó con el tiempo y con sus obras en un cómplice de los lectores, particularmente de los mexicanos, que lo adoptaron con especial cariño.
Fue así que se anunció el homenaje en el Palacio de Bellas Artes a donde no dudaron en darse cita miles de personas que acompañaban su recuerdo. El recinto ha cumplido como sede de muchos eventos, pero jamás se había visto y se volverá a ver un Bellas Artes vestido de rosas y mariposas amarillas como lo hicieron aquellos asistentes en honor a las referencias de dichos artículos en su literatura. En una fila interminable de personas fueron desprendidas más de diez mil mariposas como último detalle de sus lectores, entonces en aquella noche, Bellas Artes se vistió de amarillo para despedir a un grande, al sencillo y mítico Gabriel García Márquez.